La idea de lujo contiene muchas ilusiones, como que la más felicidad puede provenir de productos y servicios valiosos, de que una marca puede ser mostrada al mundo como prueba de que somos especiales.

 Para quien ya ha vivido la desilusión inevitable de las promesas mal cumplidas del lujo, aún queda una esperanza: el Post lujo, o el Après-Luxe.

 Es el movimiento de concientización de que el verdadero lujo está en lugares, momentos y experiencias. Está también en el silencio, en la gestión del tiempo, o en productos y servicios que pasan por algunos filtros. Debe ser una oferta que valga de verdad lo que cuesta, algo difícil de ofrecer en tiempos codiciosos.

El Post lujo no es momentáneo, ni se aprovecha de modismos. Es realizado teniendo en cuenta el entorno y el contexto social, pero por encima de todo, debe ser realmente único, profundamente pensado y resultante de la pasión, a una escala minuciosa.

"Après-Luxe no es über, no esta arriba, Après-Luxe viene después del lujo."
Fernanda Ralston Semler, idealizadora

El uso de estos filtros en conjunto - y solamente todos juntos - resulta en una cantidad excepcional de servicios y productos. El Après-Luxe busca encontrar, registrar y divulgar la existencia de estos tesoros, con el objetivo mayor de, poco a poco, influir en la actitud de los consumidores.

 El tiempo del lujo fútil, superficial y de la multiplicación exagerada de los valores de costes puede y debe ceder lugar a una clase de lujo contemporánea: la inteligencia colectiva del cliente moderno pasa a diferenciar el concepto antiguo y obsoleto, teniendo en cuenta una nueva mirada de lo que está por llegar, en forma de Post lujo.